
¿Delató en su juventud Milan Kundera a Dvoracek? Bien, para responder a esta pregunta publican hoy en El País dos escritoras: Monika Zgustova y Rosa Montero. La una segura de la inocencia de Kundera, la otra segura, no tanto de la culpabilidad del escritor, como de la posibilidad de esa culpabilidad. Me explico. Dice Rosa Montero que lo más probable es que Kundera haya olvidado la delación y dice también que de olvidos así de garrafales están más que hartos los psicoanalistas.
Yo no sé si Kundera ha sido un delator o no, pero sí estoy segura de que todos somos muy capaces de maquillar, disfrazar, cambiar, construir una versión mas digerible o simplemente omitir los sucesos más dolorosos de nuestro pasado. Es más, hacemos lo mismo con los recuerdos hermosos. Yo misma me sorprendo contando una y otra vez anécdotas de las que ya no estoy muy segura de que hayan sucedido como las relato. Reconozco un poso de verdad pero con la sana intención de idealizar un determinado acontecimiento he ido agregando casi inconscientemente y de poco a poco nuevos ingredientes a la historia. La sal y la pimienta, vaya. Pasa el tiempo y ya no se puede saber lo que fue verdad y lo que ha sido puro adorno. El propio pasado es el terreno más fecundo para la ficción al igual que el futuro. Si uno aplicara la misma capacidad de fabulación a su cotidiano presente lo tacharían de loco.
Y volviendo al inicio de esta historia, quizá, es posible, es probable, factible que Kundera haya borrado del disco duro de su memoria esta historia que ahora salpica los periódicos de medio mundo. Y eso asusta más que la autenticidad o no del hecho en cuestión. Eso que llamamos memoria, recuerdos, pasado es un terreno pantanoso plagado de subjetividad. Desenroscar el hilo, roer hasta que quede el hueso limpio de la sacrosanta verdad es tarea imposible. Nos encontramos, pues, indefensos ante nosotros mismos, incapaces de determinar cuando fuimos culpables y cuando inocentes, incapaces de reconocer nuestras verdades y nuestras mentiras.
Yo no sé si Kundera ha sido un delator o no, pero sí estoy segura de que todos somos muy capaces de maquillar, disfrazar, cambiar, construir una versión mas digerible o simplemente omitir los sucesos más dolorosos de nuestro pasado. Es más, hacemos lo mismo con los recuerdos hermosos. Yo misma me sorprendo contando una y otra vez anécdotas de las que ya no estoy muy segura de que hayan sucedido como las relato. Reconozco un poso de verdad pero con la sana intención de idealizar un determinado acontecimiento he ido agregando casi inconscientemente y de poco a poco nuevos ingredientes a la historia. La sal y la pimienta, vaya. Pasa el tiempo y ya no se puede saber lo que fue verdad y lo que ha sido puro adorno. El propio pasado es el terreno más fecundo para la ficción al igual que el futuro. Si uno aplicara la misma capacidad de fabulación a su cotidiano presente lo tacharían de loco.
Y volviendo al inicio de esta historia, quizá, es posible, es probable, factible que Kundera haya borrado del disco duro de su memoria esta historia que ahora salpica los periódicos de medio mundo. Y eso asusta más que la autenticidad o no del hecho en cuestión. Eso que llamamos memoria, recuerdos, pasado es un terreno pantanoso plagado de subjetividad. Desenroscar el hilo, roer hasta que quede el hueso limpio de la sacrosanta verdad es tarea imposible. Nos encontramos, pues, indefensos ante nosotros mismos, incapaces de determinar cuando fuimos culpables y cuando inocentes, incapaces de reconocer nuestras verdades y nuestras mentiras.
1 comentario:
"Los recuerdos son mentira" cantaba Mecano y no sé si viene de alguna otra fuente antes que de ellos pero, yo así lo creo.
No hay forma de guardar para nosotros la realidad en si misma. La realidad muere cada segundo, cada momento que ya es un poco más mañana y un poco menos hoy.
Y lo único que ns queda es conservarlos del mod menos doloroso. Y cada vez un poco menos... doloroso...
Los recuerdos son cada día más dulces, el olvido sólo se llevó la mitad...
Lucía - JM Serrat
Qué susto y no :)
Publicar un comentario